28.9.09

La comunicación en tiempos de emergencia

Este año nuestro país y en particular la ciudad de Rosario ha sufrido dos situaciones de emergencia sanitaria, una fue el brote de Dengue y la otra la pandemia de gripe A. Ambas crisis plantean sin lugar a dudas situaciones nuevas en una comunidad que no estaba preparada para enfrentarla. Debido a que nuestra región no es zona de catástrofes naturales, los servicios sanitarios, de defensa civil, rescatistas, etc, no han recibido suficiente entrenamiento ni recursos necesarios para el desempeño en situaciones de riesgo, a estos grupos hay que sumarles los medios de comunicación cuyos periodistas no hemos sido formados en una comunicación social preventiva que nos permita comunicar el desastre. Una prueba de esto, es la dispersión y contradicción de noticias que van surgiendo cada vez que asistimos a una situación de riesgo social como es la actual crisis de gripe A”Estas líneas que forman parte de una nota de opinión escrita por el docente y periodista Fabio Montero, fue el disparador que movilizó a la Asociación de Cronistas Parlamentarios para organizar la Jornada: “La comunicación en tiempos de emergencia”.Reconocer que “los medios construyen la realidad”, como lo hizo la concejala María Eugenia Bielsa, implica un desafío en la preparación de quienes deben comunicar. La irresponsabilidad mediática en el tratamiento de la información muchas veces genera situaciones caóticas en lugar de preventivas.Como señaló Felisa Lemos en relación al abordaje del tema dengue, “los medios jugaron un papel en contra, o porque le restaron importancia o porque asustaban a la gente o porque de un día para otro se acabó la inseguridad y vino el dengue”, incluso sostiene, “discriminaron cuando empezaron a tratar el tema. Las propagandas enfocaban siempre las viviendas pobres”. Como si el mosquito supiera de clases...¿Qué es emergencia? ¿Cuándo hay un emergente? ¿Por qué y para qué comunicar? ¿Qué esconde lo que emerge como catástrofe?
Estos interrogantes se plantearon en el recinto del Concejo Municipal, donde disertaron Felisa Lemos, epidemióloga; Fabio Montero Periodista y docente y Carlos Nuñez, psicólogo y titular de la ONG Pocho Lepratti.Hay catástrofes naturales, imprevistas. Las hay institucionales, prevenibles. Dentro de las situaciones traumáticas vividas por la sociedad rosarina se ubicaron a los saqueos del ’89, el cólera, la crisis del 2001, la “pedrada” en 2006, el retornado dengue, y la gripe A.Lo que las aglutina fundamentalmente es el impacto que genera en cada uno de los habitantes, la vulnerabilidad que de latente se vuelve manifiesta, las desiguales posibilidades de afrontarlas y superarlas. Pero también las aúna la falta de prevención, enlazada con actos cotidianos irresponsables que modifican el medio ambiente; con desidia por parte de los constructores de políticas públicas que no han sabido programar a largo plazo; o con simple y llana indiferencia hacia el otro.En épocas de instantaneidad, de pensamientos efímeros y poco profundos, la realidad mediática se plasma en la contradictoria pelea entre entretener, informar y formar. Como si las tres funciones se repeliesen las unas a las otras. “Los medios de comunicación deberían desarrollar el aspecto formativo, donde entraría una comunicación social preventiva”, enuncia Fabio.La falta de capacitación entonces es evidente. Olvidar, por negligencia o por deliberada omisión, que las palabras generan efectos reales en los otros, que tienen un poder invaluable, que modifican actitudes, atenta contra la comunicación entendida como cooperación.El “yo no sé a quién creerle” oído a diario por el consumidor de noticias, es real. “Trabajar con esto que emerge en la emergencia pero no dejar de pensar a la vez si ello no es el cubrimiento de cosas que quedan tapadas”, alegó Carlos Nuñez, quien de trabajo comunitario conoce demasiado.Una situación de epidemia sólo se enfrenta con una responsabilidad social y colectiva.Que los diarios “no hablen de ti ni de mí”, como canta Sabina, es estrategia. El discurso amigo-enemigo se cuela por todos lados. Siempre hay un otro a quien oponer. Un diferente. Un extraño. “Interrogarnos acerca de si la hegemonía que ejercen hoy los medios masivos de comunicación, productora de subjetividad, no es algo que tapa y obtura otro tipo de prácticas como son la comunicación popular y la comunicación comunitaria que circulan de diversas maneras en todo nuestro país. Porque así como algunos comunicadores responden a intereses económicos, políticos, sectoriales, muy fuertes y muy ligados a los dueños de los multimedios, otros responden a formadores de opinión de diversos poderes, hay muchos que piensan que la comunicación se realiza con solidaridad, compromiso, seriedad, respeto, y mucho esfuerzo en un medio donde lo comercial y lo monetario parecen haber pasado a ser lo primordial”, concluyó Nuñez.La jornada mostró diversas realidades que no circulan a diario. Delató el interés de profesionales de la palabra por mejorar su rol, su función social, fundamentalmente, por escuchar otras voces que suelen ser desatendidas.El reclamo de integración de los periodistas en comités de crisis, en políticas proactivas de comunicación, quedó plasmado. Hacerse eco del mismo será otra tarea conjunta que implicará esfuerzos desgarradores pero que bien valdrán los resultados si de construir se trata.

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