21.8.09

Un día de desencanto...

Me empapo con mis propias absurdas lágrimas. Me cubro la cara porque ya no quiero que me vean nuevamente desencantada. Ese es nuestro problema...nos hemos desencantado de nosotros mismos, de nuestro igual tan desigual. Hemos entendido que el otro no es a nuestra imagen y semejanza, ni lo guía el amor al prójimo.
Finalmente, el hombre imperfecto resulta ser corrompible, avaro, ambicioso y egoísta. Tratan de convencernos con palabras que afanosamente buscan para endulzar una cruda y amarga realidad, considerando que los oyentes somos una estúpida masa tan cansada de oírlas que nos resignaremos una vez más a que sólo generen eco dentro nuestro.
El hecho de que no pueda resignarme me desarma, me tritura por dentro, me tortura. Porque soy de acuario, según los horóscopos, tan abierta a la verdad como honesta frente a la mentira. Porque soy incomformista por naturaleza, y no conforme con eso, inestable por elección. Porque no he aprendido aún que el otro no actúa como me gustaría, y ese error tan imperdonable, me paraliza.
No he logrado abstraer los pensamientos, usar metáforas, salirme de mí misma para escribir en tercera persona, contar un cuento, transformarme en canción.
Hay días en que no sé qué hacer con los días. Momentos en los que me siento tan rutinariamente inútil, que me atemoriza quedar inmóvil en el camino y salvarme...

19.8.09

Eso que se llama solidaridad




En vísperas de un nuevo día del niño, un grupo de jóvenes amigos decidió dejar de lado la indiferencia hacia el otro y organizó una “informal” campaña solidaria. Con el solo fin de juntar juguetes para alegrar, aunque sea por un ratito, a los bajitos que pasarían un domingo igual a todos los demás, una cadena de mails generó lo insospechado.
Vecinos de muchos lados acercaron desinteresados sus donaciones. Libros, muñecas, juegos, ropas, y alimentos, fueron algunas de las muestras de que no todo está perdido...
Fue la primera vez que estos, hoy por hoy, “amigos de todos” encararon una tarea semejante. Y no fue fácil definir los lugares dónde llevar tanta demostración de solidaridad.
Decidieron entonces dividir. De esta forma, el domingo 09 de agosto se acercaron al Hogar San Hipólito y al Centro El Amanecer.
El sábado 16 les tocó el turno a los niños del barrio Oeste que concurren al Comedor Estrellita del Oeste. En la plaza del barrio no sólo entregaron parte de lo donado sino que también improvisaron una serie de actividades para divertir a los infantes.
Las sensaciones pesaban tanto como la humedad del día. Los sentimientos distintos y contradictorios luchaban entre sí como las nubes corriendo veloces por el cielo.
Comprobar en carne propia lo que lejanas calles sin pavimentar esconden, duele. Ver con ojos aún jóvenes otros ojos más pequeños aún que ya miran con indiferencia, con recelo, con resignación, duele.
Y sin embargo, no se dieron por vencidos, juntaron fuerzas, gritos y compartieron su inocencia con los verdaderos inocentes. Les mostraron que aún con 24 años, siguen siendo un poco niños.
Todavía les queda resto para llevar las últimas cosas al Centro de Día “El Alero”.
Y hoy, a más de una semana, siguen compartiendo con quienes lean esto la gratificante experiencia de dar sin pedir nada a cambio. De fomentar una solidaridad como práctica cotidiana...
...”quizás entre todos les debemos
la infancia que no disfrutaron
la gloria gratis de ser niños
sin la cabal noción de serlo
ser niños solamente eso
con madres y con tíos y maestros
madrinas y padrinos
la infancia sin prisiones
sin fotos en los diarios
sin entierros ni nubes
de sorpresa o de duelo...” Mario Benedetti